¡Bienvenidos, queridos
lectores!
Seguramente muchos de ustedes son conscientes de que
el ser humano no se compone únicamente de la dimensión física, la conciencia y
el subconsciente, como se acepta comúnmente a nivel de la percepción de la
civilización occidental. De hecho, nuestra existencia se extiende a lo largo de
siete niveles (aunque algunos añaden más o los nombran de manera ligeramente
diferente, acentuando otros aspectos, como el cuerpo emocional, que no se
incluye aquí); estos son los llamados Planos de Existencia, que permanecen bajo
la influencia de las fuerzas más variadas. En el artículo de hoy se
familiarizarán con los siete Planos del Ser y sus características.
La Teoría de los Siete Planos de Existencia, como
sistema coherente y detallado, fue en gran medida creada y perfeccionada en la
Sociedad Teosófica entre los siglos XIX y XX. Aunque la idea misma de los
planos tiene sus raíces en la antigua filosofía védica, en las tradiciones de
los yoguis indios (especialmente en el concepto de kosha – los cinco
envolturas) e incluso en la Cábala, el esquema sistemático de los siete
niveles, conocido hoy en Occidente, fue modelado por líderes de la Teosofía
como Helena Blavatsky, Annie Besant y Charles W. Leadbeater. Ellos ordenaron el
conocimiento esotérico de Oriente y Occidente, creando una detallada jerarquía
de la evolución del Ser y de la conciencia humana, que se ha convertido en un
pilar de la esotérica occidental contemporánea y del movimiento de la Nueva Era
(New Age).
1. El Cuerpo Físico y el Plano Físico
En la Teosofía, el Plano Físico es el nivel de
Existencia más denso y más fácil de percibir, abarcando todo el universo
material. Su existencia es posibilitada por el Plano Etérico, que actúa como
una plantilla energética más sutil e inmaterial, que sostiene la forma física y
la vida. Este Plano incluye toda la materia —desde los cuerpos sólidos, pasando
por los líquidos, hasta los gases— y está regido por las leyes de la naturaleza
estudiadas por la física moderna. Es precisamente en este nivel donde la Conciencia
se experimenta a sí misma a través del denso cuerpo físico, el cual sirve como
instrumento para el aprendizaje, la acción y la sensación en el espacio
tridimensional y el tiempo lineal. El Plano Físico real se divide
teosóficamente en siete sub-niveles, de los cuales cuatro son visibles (sólido,
líquido, gaseoso) y los tres restantes (etéricos) son invisibles, pero
cruciales para la vida.
Este nivel, en el esquema teosófico de la evolución,
es elegido como la esfera de mayor limitación, lo que a su vez significa la
mayor oportunidad de crecimiento. A través de sucesivas encarnaciones en el
Plano Físico, el alma individual (el Ego) adquiere experiencia, desarrollando
la voluntad, cumpliendo el karma y acumulando conocimiento. El Plano Físico no
es simplemente una ilusión, sino una base real en la que el individuo debe
enfrentarse a los resultados de la acción y la consecuencia (el Karma). Este
nivel es fundamental, ya que solo aquí, a través de la interacción del cuerpo
físico con el mundo exterior, el alma puede ejercer una influencia tangible y
alcanzar determinadas etapas de evolución espiritual que serían imposibles en
planos más sutiles y superiores.
El Plano Físico está estrechamente relacionado con el
Cuerpo Etérico (Doble Etérico), que es el «gemelo» inmaterial del cuerpo físico
y pertenece al nivel físico. El Cuerpo Etérico es responsable de la absorción y
distribución de la energía vital (Prana) del cosmos a todo el cuerpo físico,
asegurando el flujo de energía y la salud física. A través de este cuerpo
etérico, el Plano Físico también se conecta con el Plano Astral (de las
emociones), permitiendo que las emociones y los pensamientos influyan en la
salud física y el bienestar. Por lo tanto, aunque el Plano Físico es el más
denso, es un elemento inmensamente importante y clave en el ciclo de
experiencias del alma individual.
2. El Cuerpo Etérico y el Plano Etérico
El Plano Etérico (ingl. The Etheric Plane o Etheric
Double), en la Teosofía y escuelas esotéricas afines, es el sub-nivel más sutil
del Plano Físico, actuando como un puente entre la materia densa y las esferas
superiores y más sutiles. No existe por separado, sino que penetra y rodea toda
la materia física, sirviendo como su matriz energética, es decir, su «gemelo».
Este Plano se compone de materia etérica, más sutil que el gas, pero aún
adscrita al universo físico. Su función más importante es la absorción y
distribución de la energía vital (Prana) del cosmos a todo el cuerpo físico. El
Plano Etérico responde por la vitalidad, la regeneración celular y la salud
física, y sus perturbaciones o la falta de energía se manifiestan directamente
como enfermedades físicas.
El Plano Etérico actúa como intermediario en la
transferencia de energía. Transmite impulsos del plano astral (emocional) y
mental (de la mente) al cuerpo físico, y también transmite las sensaciones
físicas a los planos superiores. Son precisamente las propiedades del Cuerpo
Etérico (o envoltura etérica) las que posibilitan la existencia consciente y la
vida en forma física. En este nivel existe el sistema de chakras – los
principales centros energéticos que funcionan como «vórtices» a través de los
cuales el Prana penetra en el cuerpo y se distribuye. El Plano Etérico está
directamente relacionado con todas las sensaciones físicas, por lo que, en la
práctica esotérica, su fortalecimiento y purificación son cruciales para una
mejor salud y para apoyar el crecimiento espiritual.
Aunque el Plano Etérico es generalmente invisible a
simple vista, a veces se le llama aura de la salud y puede ser percibido por
una visión excepcionalmente desarrollada. Las vibraciones de la materia etérica
están estrechamente relacionadas con el tiempo y el espacio físicos; el Plano
Etérico actúa como un mecanismo que materializa las causas kármicas (que surgen
en el Plano Causal superior) en la manifestación física. También se le
atribuyen ciertos fenómenos parapsicológicos, como la proyección etérica (o los
viajes en el Cuerpo Etérico), aunque el Cuerpo Etérico en sí se descompone
relativamente rápido después de la muerte física, a diferencia de las
envolturas superiores del alma. Por lo tanto, es una parte inseparable y
vitalmente importante de la existencia física.
3. El Plano Astral y el Cuerpo Astral
El Plano Astral (ingl. Astral Plane), conocido en la
cosmología esotérica como el Plano de las Emociones o el Plano de los Deseos,
es el segundo nivel de Ser más sutil, situado entre el Plano Etérico y el
Mental. Esta esfera es el dominio de todas las emociones, pasiones, deseos y
anhelos fuertes, que impregnan el mundo físico. Por esta razón, se considera un
nivel bastante caótico que es fácil de confundir con la realidad, ya que las
energías emocionales son muy intensas aquí y capaces de crear visiones y experiencias
impresionantes, pero ilusorias. Es precisamente en el Plano Astral donde ocurre
la mayoría de los sueños y visiones, y sus vibraciones están estrechamente
relacionadas con los sentidos humanos y las reacciones momentáneas al entorno.
La expresión de la conciencia humana en este nivel es
el Cuerpo Astral (o Envoltura Emocional). Este cuerpo es directamente
responsable de toda la naturaleza emocional del ser humano, incluyendo tanto
las emociones destructivas (miedo, ira, celos) como las positivas, pero aún
relacionadas con el apego (amor personal, alegría). Tras la muerte física, el
alma llega al Plano Astral, donde tiene lugar la purificación emocional,
denominada segunda etapa de la muerte. En este proceso, los deseos y pasiones
mundanas son abandonados en la materia Astral, para que el alma, al volverse
más ligera, pueda continuar ascendiendo a los Planos Mental y Causal, más
tranquilos y espiritualmente superiores.
Debido a su naturaleza vibratoria, el Plano Astral
sirve como un nivel de transmisión, a través del cual las formas de pensamiento
del Plano Mental adquieren una carga emocional, que luego es transmitida al
cuerpo físico a través del Plano Etérico. La Proyección Astral es el fenómeno
en el que la conciencia, junto con el Cuerpo Astral, abandona temporalmente el
cuerpo físico para viajar en este mundo de emociones. Cabe señalar que la
materia del Plano Astral no es eterna; la envoltura emocional se crea para cada
encarnación y se descompone después de un tiempo tras la muerte física, una vez
que ha concluido su trabajo de purificación de los apegos emocionales.
4. El Plano Mental y el Cuerpo Mental
El Plano Mental, según la cosmología teosófica, es el
tercer nivel sutil, situado por encima de los Planos Físico y Astral, que actúa
como la esfera de la mente y las ideas. Es la dimensión de la sustancia del
pensamiento, que impregna el mundo físico y es responsable de todos los
procesos intelectuales: la lógica, el análisis, la planificación, el
aprendizaje y la memoria. Es considerablemente más sutil que la esfera astral
que rige las emociones, y está relacionado tanto con los pensamientos concretos
como con los abstractos. Dada su naturaleza, tradicionalmente se divide en dos
sub-niveles: el nivel mental inferior, donde opera la mente cotidiana y lógica,
y el nivel superior, a menudo llamado Plano Causal, donde se procesan las ideas
más elevadas y abstractas, relacionadas con la herencia kármica del alma.
El equivalente humano en este nivel es el Cuerpo
Mental (o envoltura), que funciona como un generador de pensamientos y una
herramienta de pensamiento. Es precisamente el Cuerpo Mental el que nos permite
crear formas de pensamiento complejas y sistematizar el conocimiento acumulado.
Está continuamente activo y, especialmente en el nivel inferior, está
estrechamente relacionado con el Cuerpo Astral emocional, por lo que el
pensamiento cotidiano a menudo está teñido de emociones y deseos. Durante la
evolución del alma, se busca la purificación de este cuerpo mediante la
ascensión al nivel superior, Causal. Esta transformación permite desprenderse
de las ideas personales y egoístas, y en su lugar alcanzar el conocimiento
objetivo y universal y las verdades abstractas y puras.
El Plano Mental es un mecanismo clave en el proceso de
evolución, ya que a través de él el alma procesa sus experiencias y es capaz de
tomar decisiones conscientes que luego determinan el karma. A diferencia de las
emociones del Plano Astral, que pueden ser caóticas, la energía del Plano
Mental es más ordenada y dirigida, creando el fundamento para el desarrollo
espiritual. El Plano Mental Superior, que funciona como el «tesoro» del alma
(el Cuerpo Causal), almacena toda la sabiduría y las lecciones acumuladas de
muchas encarnaciones. Por lo tanto, este nivel marca la cúspide del intelecto
individual y es un puente hacia la Intuición pura y el Plano Búddhico.
5. El Plano Causal (o de las Causas) y el Cuerpo
Causal
El Plano Causal (ingl. Causal Plane), en la cosmología
teosófica y esotérica, es el cuarto – y el primer nivel verdaderamente
espiritual – del ser, a menudo descrito como el Plano Mental Superior. Esta
esfera, nombrada a partir de la palabra Causa, es la morada del alma individual
real (el Ego), que perdura a través de todo el ciclo de reencarnación. Es
precisamente en este nivel donde se almacenan todos los registros kármicos, es
decir, las semillas y causas de todas las experiencias que el alma tendrá que
vivir en el futuro en los niveles inferiores. El Plano Causal es mucho más
sutil que los planos emocional (astral) y lógico (mental inferior), y su
función es procesar verdades universales, abstractas, y conocimientos
intuitivos que son independientes de la variabilidad del mundo material o de
las emociones personales.
El equivalente de la conciencia humana en este nivel
es el Cuerpo Causal (ingl. Causal Body). Es la envoltura inmortal del alma, que
se vuelve cada vez más radiante y desarrollada a medida que el alma progresa en
el camino de la evolución. A diferencia de las envolturas inferiores (física,
etérica, astral y mental inferior), que se desintegran después de cada muerte
física, el Cuerpo Causal permanece. Actúa como un «principio de semilla
espiritual» o registro de la individualidad, reuniendo todas las cualidades
positivas, el amor, la sabiduría y las lecciones espirituales adquiridas a lo
largo de muchas vidas.
Al alcanzar este nivel a través de la meditación
profunda o el trabajo espiritual, el individuo experimenta la sensación de la
verdadera identidad interna, percibiéndose no como una personalidad mortal,
sino como un alma en evolución que participa en el gran proceso evolutivo. El
Cuerpo Causal sirve como un medio de transmisión que transfiere la voluntad y
los propósitos de los Planos Superiores (Búddhico, Átmico) al Plano Mental e
inferior. Es una herramienta clave de la evolución, cuyo objetivo final es convertirse
en un vaso de luz, la purificación completa del karma y la unión con una esfera
del ser aún más alta, la Búddhica (Intuitiva).
6. El Plano Búddhico y el Cuerpo Búddhico
El Plano Búddhico (ingl. Buddhi Plane), también
conocido como Plano de la Intuición, es el quinto nivel en términos de sutileza
en la cosmología teosófica, situado por encima del Plano Causal (Mental
Superior). Este Plano representa la intuición pura, la sabiduría espiritual y
el amor universal, que trascienden cualquier pensamiento lógico o apego
emocional. Es la esfera en la que el alma comienza a comprender la unidad
esencial de todas las formas de vida y la integridad de toda la existencia, y
las diferencias que parecen tan tangibles en los planos inferiores desaparecen
por completo. El Plano Búddhico es un puente directo hacia el Ser Espiritual
más elevado y es uno de esos estados de conciencia en los que se puede
experimentar la manifestación de la Divinidad.
El equivalente humano en este nivel es el Cuerpo
Búddhico (ingl. Buddhic Body). Es extremadamente sutil, radiante e indefinido.
El Cuerpo Búddhico es el elemento de la envoltura espiritual que permite al
alma experimentar la más alta bienaventuranza (Ananda) y el amor puro e
incondicional. Es el alma liberada de las limitaciones del ego, donde la
individualidad (nivel Causal) se fusiona con la universalidad. El Cuerpo
Búddhico actúa como un receptor de la intuición, capaz de percibir la Verdad
instantáneamente sin el proceso de pensamiento requerido en el Plano Mental.
En el curso de la evolución espiritual, un Cuerpo
Búddhico plenamente desarrollado simboliza el logro del discernimiento y la
plenitud de la sabiduría, permitiendo al alma guiar a otros. Cuando el alma une
completamente el Plano Causal y el Búddhico, se la conoce como la Mónada, la
manifestación del Espíritu Divino. El logro completo del Cuerpo Búddhico
significa la liberación (Moksha) del ciclo de reencarnación. Aunque este nivel
es prácticamente inalcanzable para el ser humano promedio, es el objetivo final
del Viaje espiritual, destinado a todos aquellos que aspiran a la unidad con la
Conciencia Divina.
7. El Plano Átmico y el Cuerpo Átmico
El Plano Átmico (ingl. Atmic Plane), también llamado
Plano del Espíritu, es el sexto nivel, excepcionalmente sutil y elevado en la
jerarquía teosófica, situado directamente sobre el Plano Búddhico (de la
Intuición). Este nivel representa la Voluntad Divina y el Espíritu supremo
(Atman), la chispa individualizada de la Divinidad que es la esencia de cada
ser vivo. El Plano Átmico es eterno e inmutable, reflejando la calma absoluta
del Ser y la conciencia pura y no dualista.
En este nivel, el aspecto individual, el Cuerpo Átmico
(ingl. Atmic Body), es la manifestación más pura de la voluntad y el poder
espiritual. No es un cuerpo en el sentido tradicional, sino más bien una
envoltura de Espíritu puro, destinada a expresar la voluntad y el propósito
Divino. Cuando el alma se fusiona completamente con el Plano Búddhico, alcanza
las propiedades del Plano Átmico: libertad absoluta e independencia Divina de
las limitaciones de los niveles inferiores. El Cuerpo Átmico, actuando en combinación
con el Cuerpo Búddhico, crea la Mónada, la Tríada inmortal de Espíritu-Alma,
que es la verdadera identidad del ser humano.
El Plano Átmico es el nivel final del desarrollo
individual, antes de la transición al Plano del Logos (Monádico), el nivel del
Ser universal. La evolución espiritual alcanza su cúspide cuando la conciencia
domina completamente el Plano Átmico, convirtiéndose en un apoyo activo de la
Voluntad Divina en el universo. En este nivel ya no hay voluntad personal, sino
solo la realización del Propósito Divino. Este es el estado supremo que la
conciencia individual puede alcanzar en el ciclo de las encarnaciones.
Alma Rebelde (Alma Rebelde)

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